Actualmente hacemos uso de las tecnologías para todo, incluso para lavarnos los dientes con cepillos eléctricos. En el primer mundo éstas están al alcance de todos, raro es el niño al que no se le ha visto jugar con una tablet o vídeo consola. Obviamente no hemos tardado en darnos cuenta de que estos recursos podrían ser muy beneficiosos para el ámbito educativo y empezamos a utilizar los mismos para enseñar y motivar a los alumnos. Pero yo me hago una pregunta que se planteó en alguna ocasión en clase: ¿es realmente bueno que los niños traten mucho con tecnologías tales como tablets, ordenadores, etc... a edades muy tempranas?
Según un artículo del periódico de El Mundo escrito por Álvaro Bilbao, autor del libro titulado El cerebro del niño explicado a los padres, estas tecnologías son ineludibles, puesto que forman parte de nuestra vida y en nuestra sociedad son necesarias, pero también deben controlarse las edades a las que los niños empiezan a manejar las mismas. Álvaro Bilbao explica cómo éstas deben introducirse en el uso cotidiano de los niños a edades más avanzadas, y defiende el que no se les permita someterse a las mismas dedicando muchas horas de juego con tablets, ordenadores, smartphones, videojuegos o viendo la TV. Para ello da argumentos de peso que expongo a continuación. (Bilbao, 2015).
Él explica que los niños al nacer van desarrollando su capacidad para mantener la atención. Describe cómo al principio solo son capaces de mantener su atención en cosas muy llamativas con movimientos amplios, luces o sonidos, tales como sonajeros, juguetes con luz o la voz de su madre, etc... Señala que la capacidad de mantener la atención en cosas más simples se va desarrollando con el paso del tiempo, ejercitándose así la zona frontal del cerebro.
Partiendo de estos conocimientos, Álvaro explica que, el que un niño de muy corta edad se exponga muchas horas ante estos dispositivos, solo hace que el desarrollo de su atención involucione al de edades anteriores. Esto sucede porque el cerebro se ve sobre estimulado por elementos que muestran mucho movimiento, luces y sonidos. Ésto hace que luego estos niños a la figura más simple de un profesor o a un libro no le presten la atención debida, porque no son capaces de ello. Es decir, la exposición prolongada a las tecnologías tales como tablets, TV, etc... en edades tempranas, hace que las mentes de los niños estén sobre estimuladas por las luces, sonidos y movimientos de los mismos, lo cual produce una disminución de su capacidad para mantener la atención en cosas menos llamativas o más simples, tales como personas, o libros. (Bilbao, 2015).
Partiendo de estos conocimientos, Álvaro explica que, el que un niño de muy corta edad se exponga muchas horas ante estos dispositivos, solo hace que el desarrollo de su atención involucione al de edades anteriores. Esto sucede porque el cerebro se ve sobre estimulado por elementos que muestran mucho movimiento, luces y sonidos. Ésto hace que luego estos niños a la figura más simple de un profesor o a un libro no le presten la atención debida, porque no son capaces de ello. Es decir, la exposición prolongada a las tecnologías tales como tablets, TV, etc... en edades tempranas, hace que las mentes de los niños estén sobre estimuladas por las luces, sonidos y movimientos de los mismos, lo cual produce una disminución de su capacidad para mantener la atención en cosas menos llamativas o más simples, tales como personas, o libros. (Bilbao, 2015).
En este artículo se explica que las consecuencias de esto son el aumento de niños con TDAH, miopía, con obesidad por la falta de ejercicio, y con depresión. (Bilbao, 2015).
Para prevenir que esto suceda, advierte que a los niños menores de 6 años no se les debe dejar que tengan acceso libre a tecnologías con fines lúdicos o de entretenimiento, y que se les debe incitar al juego manipulativo de toda la vida.
Después, indica que entre los 6 y 10 años de edad se les permita a los niños tener acceso a este tipo de juegos pero con restricciones. Y posteriormente, entre los 10-14 años o a partir de los 14, señala que se les debe dejar que utilicen las mismas de forma más libre pero teniendo más vida offline que online y controlando que los contenidos que consuman mediante estas tecnologías sean los adecuados para sus edades.
También menciona el ámbito educativo, y señala que es bueno que se introduzcan para su enseñanza las tecnologías de forma progresiva conforme a su edad, para que vayan familiarizándose con ellas.
FUENTES DE INFORMACIÓN:
Bilbao, Á. (6 de noviembre de 2015). Cómo afecta la
tecnología al cerebro de nuestros hijos. El Mundo. Obtenido de
https://www.elmundo.es/sapos-y-princesas/2015/11/06/563ca6b2268e3eef138b4681.html
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