jueves, 24 de octubre de 2019

Educando con los valores de los Celtas e Íberos.

En un foro de la asignatura de El Medio Natural II: Biología, Geología y su didáctica, una compañera propuso como tema de debate un descubrimiento que habla de que las bacterias trabajan de forma cooperativa y no en base a la fuerza de cada una para garantizar su supervivencia. Todo esto me llevó a hacer una reflexión a cerca de cómo debería ser la educación, y recordé una tertulia a la que asistí en la que se habló sobre la cultura de los Celtas e Íberos, y de cómo éstos ensalzaban los valores de la valentía y el heroísmo, conceptos que hoy en día están en decadencia por desgracia en nuestra sociedad. 
Imagen de La Dama de Elche. Estatua de procedencia Íbera en la que se ensalza a una mujer por su valentía.


Y es que, como muy bien dice el refrán: "la naturaleza es sabia". En este caso refiriéndonos a las bacterias, es obvio que, a pesar de no tener un cerebro, actúan, desde mi punto de vista, de una forma muy inteligente. Podría decirse que muestran mayor "astucia" que nosotros, los reyes de la inteligencia en el mundo animal de nuestro planeta. 
Se cree que el individuo humano puede valerse ha de valerse por sí mismo. Se cree que hay que educar a las personas para que sean autosuficientes y comprueben que ellos solos pueden llegar hasta donde se propongan. Sinceramente, esto me parece una gigantesca mentira. Nadie puede llegar a nada sin los demás, el mero hecho de vivir precisa de dos personas que nos den esa vida, nos cuiden y alimenten durante los primeros años de existencia. Posteriormente necesitamos continuamente de la presencia de personas en nuestro entorno que nos ayuden a sentirnos bien con nosotros mismos. Es una enorme falsedad el hecho de que la fuerza resida en la autonomía para salvarse o beneficiarse a uno mismo. Semejante persona que se crea que la fuerza de un ser reside en eso ha de saber que a ese ser concreto solo se le puede calificar como: egoísta.  La FUERZA real no reside en la capacidad de ayudarse a uno mismo, sino en la de ayudar a los demás por encima de nuestro propio beneficio (mentalidad heróica de los Celtas e Íberos).  Es importante hacer conscientes a los alumnos de que muchas personas han intervenido para que lleguen a ser lo que son (sobre todo padres y maestros) para que en ellos fructifique la humildad por encima de la soberbia, y aprendan a valorar a todo aquel que tengan cerca. Es importante que asimilen esta verdad para que, al mismo tiempo, tengan presente que el resto de personas precisan de los demás, al igual que ellos, y que esto les mueva a ayudar a quienes se vean necesitados.
Hemos de hacerles ver la existencia de una consciencia colectiva que nos conecta a todos con todos y nos mueve a todos por igual hacia el bien. Hemos de mostrarles la realidad en su conjunto, no la perspectiva egocéntrica del Yo, del Poder y del ser individual que no necesita de nadie.
Hemos de enseñarles a trabajar en cooperación con los demás, sacrificándose si es necesario para poder ayudar a otras personas que se encuentren en verdaderas situaciones de dificultad. Han de aprender a actuar así, no simplemente a sacar buenas notas. Han de aprender a vivir dando un sentido a su vida marcados por el bien y la ayuda al prójimo.
Suena extremo, pero de forma natural es lo más inteligente, no sólo para las bacterias, sino también para nosotros. El ser humano tiende a la colaboración por naturaleza. El ser humano es movido al bien por naturaleza. En eso debería centrarse la educación a nivel mundial en cualquier etapa histórica. 


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