En esta entrada me dispongo a hablar de un tema apasionante e interesante: ¿está en nuestro ADN la clave de la inmortalidad?
Esta pregunta la abordo tras haber tenido la fascinante oportunidad de ver un capítulo del programa español Cuarto Milenio. Resulta que en éste se habló de un tema de vital importancia para todo ser humano viviente, en especial, para los maestros: los telómeros y el estrés.
Como bien se explicó en el programa por el Dr. Tomás Camacho, jefe de servicio de análisis clínicos en Laboratorios Vithas Lab, los telómeros son extremos de los cromosomas cuyo comportamiento es la principal causa de envejecimiento de nuestras células.
Resulta que todos nacemos con una determinada longitud de los telómeros, la cual determinada en cierto modo los años que viviremos ( 120 años deberíamos vivir aproximadamente). Cuando una célula se divide y se copia el ADN, nuestros telómeros se van desgastando y acortando. Es este acortamiento de los telómeros lo que, según La Ciencia, nos lleva a sentir y ver signos de envejecimiento.
Existe una relación entre el estrés y el acortamiento de los telómeros, puesto que se produce un desgaste prematuro del ADN. Se ha observado que, no es el estrés en sí lo que amenaza nuestra longevidad (junto con otros factores tales como la alimentación, el ejercicio, o el ambiente), si no el cómo lo afrontamos. Por ejemplo: no supone lo mismo afrontar el estrés de manera positiva: "si el examen me sale mal, podré aprobar en el siguiente", que si lo afrontamos de manera negativa: "voy a tener un examen y me va a salir fatal por esto, por lo otro..."
Como futuros maestros no podemos ser la causa de estrés en los alumnos a base de competitividad absurda y deberes en proporciones desmesuradas; debemos, por el contrario, enseñarles a afrontar los retos de manera personal, sin aspirar a reconocimientos globales y exacerbados, sólo a pequeños objetivos próximos al alcance a nivel personal que supongan, no sólo el beneficio propio, sino el de personas ajenas también a ser posible. Educar en la humildad y empatía es un factor primordial para ayudar a que la salud del alumnado sea óptima, reduciendo con ello sus niveles de estrés, dándoles la oportunidad de experimentar sensaciones de calma y bienestar con pequeños logros cotidianos que en el futuro serán su día a día, sin pretender obtener grandes reconocimientos ni famas inútiles.
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